Algunas veces nos encontramos con proyectos que ofrecen la posibilidad de demostrar al cliente que más contenido no significa más calidad ni más efectividad. Cuando se trata de una página web, si los contenidos no se estructuran correctamente e invaden la interfaz sobre la que interactúa el susario, se produce una fatiga que termina traduciéndose en un elevado porcentaje de rebote. Esto es algo que empañará los resultados de nuestra analítica web.

A continuación os exponemos nuestro caso práctico. Un website lleno de información (más o menos útil) donde contenidos e imágenes se juntan en un coctel de complicada digestión.

La solución propuesta al cliente se centra en dos directrices fundamentales:

  1. Clasificar y facilitar la información al usuario de manera escalonada y ordenada. Destacando los mensajes que definen la filosofía del proyecto. Generando «zonas calientes» visualmente para llamar la atención sobre elementos concretos.
  2. Crear una estética rápida de identificar, cercana, cotidiana y que transmita la propia prescripción del producto. Limpieza, oxígeno en los espacios y claridad en los mensajes visuales.

Para no cansaros mucho, a continuación os dejamos una captura de la home del antes y el después…